viernes, 10 de enero de 2014

Música callada

 
El año pasado tuve la suerte de poder acudir a una de las conferencias que, dentro del curso Enfoques organizado por la Fundación de Amigos del Museo del Prado, impartió la profesora María Nagore. Bajo el título “Música callada”, la conferencia trataba sobre las similitudes entre la obra del Greco y la del compositor Tomás Luis de Victoria.

La clase tuvo lugar a “pie de obra”, frente a la Adoración de los pastores pintada por el Greco en torno a 1614, y su fin era mostrarnos los paralelismos que hay entre esta obra y la composición O magnum misterium de Tomás Luis de Victoria, haciéndonos ver la “música callada” de la pintura.


El Greco. La Anunciación (detalle), 1597-1600. Museo del Prado
No pude tomar notas durante la conferencia, algo de lo que me arrepiento pero sólo en parte porque es cierto que de ese modo pude disfrutarlo con todos los sentidos. El caso es que, como no pude tomar notas y no he encontrado ningún texto en el que se reprodujera lo explicado en la sesión, he tenido que tirar de la memoria y de alguna información que he podido recopilar de la vida y obra de Tomás Luis de Victoria.

El paralelismo entre ambos autores comienza por su propia biografía. Doménikos Theotokópoulos, comúnmente conocido como El Greco, nació en Creta en 1541. Al comienzo de su carrera, trabajó como pintor de iconos de estilo bizantino, cuya iconografía mantendrá siempre en su obra. En 1567 decide viajar a Venecia, donde evolucionó a un estilo renacentista por influencia de la pintura de los venecianos. En 1570 se traslada a Roma, donde tuvo la oportunidad de conocer la obra de Miguel Ángel y Rafael, incorporando elementos manieristas a su pintura. Por aquel entonces, Felipe II se encontraba inmerso en la conclusión de la decoración del monasterio de El Escorial, para lo que contrató a numerosos pintores italianos. El Greco decidió probar suerte en la corte madrileña, sin demasiado éxito. Finalmente se traslada a Toledo en 1577, donde trabajará hasta su muerte en 1614.

No se sabe con exactitud la fecha de nacimiento de Tomás Luis de Victoria, pero se calcula que podría ser en torno al año 1548, en la ciudad de Ávila. Tras una formación inicial recibida en su ciudad natal, a los 19 años decide partir a Roma, donde continuará su formación y comenzará su carrera como compositor.  En 1585 se traslada a Madrid para ocupar el cargo de capellán de la Emperatriz María de Austria. Victoria residirá en Madrid hasta su fallecimiento en 1611.

Victoria, es junto con Palestrina, el autor más destacado de la música renacentista española. El principal paralelismo entre su biografía y la del Greco, radica no sólo en que vivieron la misma época, sino que además coincidieron en Roma durante la estancia de El Greco en la ciudad italiana. Teniendo en cuenta la cantidad de encargos que Victoria recibió durante su vida, tanto en Roma como ya en Madrid, es muy probable que El Greco llegara a escuchar muchas de sus composiciones.

Este paralelismo entre la obra de El Greco y la de Victoria se puede encontrar también, como mencioné al comienzo, en la obra de ambos artistas. Tanto la composición musical como la pictórica van de arriba abajo, en un movimiento descendente, queriendo significar que el mismo Dios ha “bajado” del Cielo y se ha hecho hombre. En la pintura del Greco este movimiento está fuertemente marcado por una línea curva que, comenzando donde los ángeles, desciende hasta el pesebre donde se encuentra el Niño.


El Greco. Adoración de los Pastores, 1614. Museo del Prado
Sin duda, lo que me pareció más extraordinario de esta clase fue comprobar, una vez más, las comparaciones que se pueden establecer entre géneros artísticos tan distintos. Es una muestra de lo que en el manifiesto de Sala 12 mencionamos y que es cierto: todos los aspectos de una de una cultura están interrelacionados, y no se pueden entender los unos sin otros puesto que todos ellos son frutos de un mismo tiempo, una misma historia y una misma sociedad.

A continuación os dejo un vídeo de con la pieza de Victoria para que podáis apreciar vosotros mismos el paralelismo entre ambas obras.

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