lunes, 15 de septiembre de 2014

SEÑORES DEL CIELO Y LA TIERRA. China en la Dinastía Han (206 a.C.-220 a.C.)



Flautisa y músico tocando el qin.
Terracotas. Dinastía Han del oeste.
206 a.C.-8 d.C.
El museo arqueológico de Alicante (MARQ) alberga estos días (14 de junio de 2014-11 de enero de 2015) la impresionante exposición sobre una de las culturas más antiguas y fascinantes del mundo,  la de la dinastía china Han

Al tiempo que la República de Roma consolidaba su poder en Hispania, tras la guerra contra su acérrima enemiga Cartago, un nuevo poder nacía en el lejano Oriente: la dinastía Han. Después de la guerra civil que puso fin a la dinastía Qin (221-206 a.C.), que había creado un sistema imperial basado en el poder autocrático y centralizado, ascendió al trono el primer monarca de la dinastía Han, Liu Bang, quien gracias al apoyo de pensadores y hombres de Estado, logró consolidar las instituciones de un sistema imperial que se mantuvo vigente hasta 1911. 


Discos Bi.
Jade tallado y calado.
Dinastía Han (206 a.C..-220 d.C.)
China experimentó una edad dorada bajo el nuevo poder, gracias a la confluencia de un conjunto de factores de diversa índole que favorecieron no solo el desarrollo interno, sino las relaciones con otros poderes del momento como el romano, con el que estableció importantes relaciones comerciales, basadas en la compraventa de seda y especias, por medio de la denominada Ruta de la Seda. De este modo, en 166 d.C., siendo emperador Marco Aurelio, llegó por vez primera una delegación romana al lugar que los romanos comenzaron a llamar Serica.



Recipiente Cacoon.
Terracota policroma con incisiones.
Dinastía Han del Oeste (206-a.C. - 8 d.C)
Ello fue posible gracias a la expansión territorial que la nueva dinastía había iniciado desde sus albores, para la cual resultaron imprescindibles la creación de nuevas vías de comunicación, por medio de canales, carreteras y diques, éstos últimos especialmente relevantes con motivo de las frecuentes inundaciones.


Junto a esta expansión territorial, se inició una consolidación de las instituciones que conformaban el Imperio, las cuales estaban intrínsecamente vinculadas con la tradición, la religión, -el confucionismo-, y las costumbres, puesto que en el pensamiento de la cultura china durante la dinastía Han, las estructuras que regían el cosmos servían de igual forma para validar a las que regían la sociedad. Este aspecto explica el nombre de la exposición, -"Señores de Cielo y Tierra"-, puesto que el emperador era el punto de unión entre ambas esferas y el garante de la armonía de las mismas.


Jinete
terracota policroma.
Dinastía Han (206a.C.-220 d.C.)
Sin embargo, en esta tarea no se hallaba solo. A su lado se encontraban los shih, intelectuales de diversa condición social, -puesto que fue una cultura en la que primaba la meritocracia-, cuya tarea era precisamente la de servir al emperador por medio de sus saberes: matemáticas, medicina, alquimia, astrología, filosofía, religión...Asimismo, mediante el control de dichos shih y especialmente de sus conocimientos, el emperador lograba su legitimación y su estabilidad en el poder del imperio, como se deduce de tratados como el de Materia Médica del Agricultor Divino, atribuido al legendario emperador Shen-Nung, y que fue escrito en época Han. Ello explica el constante apoyo imperial a la investigación, sin distinción de ningún campo del saber. No obstante, si bien esta protección fue un factor muy positivo en el desarrollo de muchos de los saberes y objetos, -como la brújula, el sismógrafo, la carretilla, la manivela, los ventiladores del grano, el papel, etc.-, que más tarde aparecerían en Europa en la llamada "revolución científica" de los siglos XV y XVI, los debates y la crítica como en cambio sí que se dieron en el tradición y cultura grecorromana, quedaron totalmente restringidos, puesto que el peso de la tradición, de la religión, de la estructura social o del poder político, supusieron un impedimento para ello.

Espada, puntas de flecha, hacha y punta de lanza.
Bronce. Dinastía Han (206a.C.- 220 d.C.)

Este conjunto de avances intelectuales, científicos y técnicos situaron al antiguo imperio asiático como uno de los focos de mayor esplendor cultural, que obtendrían un hondo calado en Europa, en primer lugar por medio de la influencia árabe, -gracias al trasiego no solo comercial sino cultural por medio de la citada Ruta de la Seda-, y posteriormente, a partir de los siglos XVII y XVIII con las misiones de los Jesuitas en China.

Mortaja funeraria (yujia)
Piezas de jade unidas con hilo de cobre.
De todo este esplendor cultural da muestra la exposición que el MARQ presenta a lo largo de tres salas, y que supone una nueva apuesta del museo por acercar al gran público a la historia de una de las civilizaciones más antiguas y desconocidas. Con un diseño que aúna medios gráficos, audiovisuales, estéticos y educativos, -cuenta incluso con paneles en escritura Braille-, se exponen piezas tales como incensarios de cerámica, paneles funerarios con escenas de caza, lámparas zoomorfas,  mingqi o ajuares funerarios de estatuillas de terracota de guerreros, músicos, bailarinas y sirvientas cortesanas, objetos de belleza y ornato como espejos de bronce o discos bi de jade, una mortaja funeraria de más de un metro y medio de longitud labrada toda ella en jade, los famosos tarros que evocan formas de capullos de gusanos de seda, -cacoons-, empuñaduras de armas, etc.

Una impresionante exposición sobre un mundo y cultura poco conocida pero de la cual, a pesar de su desaparición con el último emperador de su dinastía, Liu Xie, -mientras el emperador Heliogábalo ostentaba el poder romano-, somos en parte herederos y continuadores, pues muchos de los saberes desarrollados bajo la misma constituyen hoy parte esencial de nuestras raíces.

Cristina Muñoz-Delgado de Mata 

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